Los miembros de la subcomisión de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes escucharon durante más de cuatro horas y en una rara demostración de sintonía bipartidista los recuentos de tres testigos (”valientes”, los llamaron representantes de ambos lados) sobre sus experiencias con objetos no identificados: David Grusch, ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea que sostiene que el Pentágono tiene en su poder restos de naves alienígenas; David Fravor, comandante retirado de la Marina; y Ryan Graves, expiloto de la Armada.
El propósito de la audiencia, la primera de una serie, era forzar al Pentágono a difundir la información clasificada de la que disponen para, según el congresista republicano Tim Burchett, de Tennessee, uno de los más activos en el tema, “descubrir la tapadera”. “No podemos fiarnos de un Gobierno que no se fía de sus ciudadanos”, consideró. En palabras de su compañero de filas Glenn Grothman (Kentucky), presidente del subcomité, la aspiración es acabar “las salvajes especulaciones sobre la naturaleza de los ovnis, que no benefician a nadie, a base de hechos”.
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