Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y figura central en la historia del rock mundial, falleció este martes a los 76 años. La noticia fue confirmada por su familia a través de un comunicado en el que señalaron que el músico murió “rodeado de amor”, acompañado por sus seres más cercanos.
Nacido como John Michael Osbourne el 3 de diciembre de 1948 en Aston, un barrio obrero de Birmingham, Inglaterra, su vida estuvo marcada desde el inicio por la adversidad. Dejó la escuela a los 15 años, pasó tiempo en prisión por pequeños robos, y vivió una juventud sin rumbo hasta que un disco de los Beatles le cambió la vida. Aquel momento fue —según sus propias palabras— “una explosión de felicidad y esperanza”.
Fue en 1969 cuando formó junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward la banda Black Sabbath, nombre inspirado en una película de terror. Con ellos, no solo definió un estilo musical, sino que también sentó las bases del heavy metal. Discos como Paranoid (1970), Master of Reality (1971) o Vol. 4 (1972) se volvieron fundamentales para generaciones de músicos y fans.
En 1979, tras años de excesos, fue expulsado de la banda. Pero lejos de apagarse, resurgió con fuerza como solista. De la mano de Sharon Arden —quien se convirtió en su mánager, su esposa y madre de tres de sus seis hijos—, lanzó álbumes icónicos como Blizzard of Ozz y Diary of a Madman, que consolidaron su figura en la industria musical.
Más allá del escenario, Ozzy se convirtió en un símbolo de irreverencia y caos. Desde morder la cabeza de un murciélago en pleno concierto hasta orinar en un monumento vestido con ropa de su esposa, su historia está llena de episodios excéntricos que lo convirtieron en leyenda viva. En los 2000, se reinventó como estrella televisiva con el reality The Osbournes, que mostró su vida familiar ante millones de espectadores y lo conectó con nuevas generaciones.
Durante años luchó contra adicciones, enfermedades mentales y graves problemas físicos. En 2019 fue diagnosticado con párkinson, y desde entonces su salud fue deteriorándose. Aun así, decidió despedirse de los escenarios con un último concierto en julio de 2024 en Villa Park, Birmingham, su ciudad natal. Lo hizo sentado en un trono negro, acompañado por grandes figuras como Metallica y Guns N' Roses.
Las reacciones ante su muerte no se hicieron esperar. Tony Iommi, su compañero y cofundador de Black Sabbath, escribió: “No tengo palabras… Perdimos a un hermano”. Artistas como Elton John y bandas como Motörhead lo recordaron como “una fuerza guía, un pionero y una leyenda irrepetible”.
Ozzy Osbourne deja un legado imborrable: más de cinco décadas de carrera, una estética inconfundible, y una influencia que traspasó el género musical. Su figura no solo definió un sonido, sino una actitud ante la vida, el arte y la oscuridad.
Se ha ido el “Príncipe de las Tinieblas”, pero su voz seguirá resonando donde haya un riff pesado, una letra desgarradora y un fan con los puños en alto.
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